Donald Trump es el tercer presidente estadounidense que se someterá al impeachment, al final del cual, el Congreso decidirá si lo destituye de su cargo de Presidente del Gobierno y Jefe del Estado. Este dudoso honor lo han tenido antes Andrew Johnson, en 1868 y Bill Clinton en 1998. Richard Nixon decidió dimitir antes de iniciar el proceso, en 1974.
El impeachment permite destituir a un presidente si ha cometido traición, soborno u otros delitos y faltas graves. Según la documentación presentada por los demócratas Trump habría abusado de su poder y además habría obstruído la acción del Congreso, cuando intentó que el Gobierno ucraniano le ayudara en su reelección, dañando las expectativas electorales de un oponente político.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi ha presentado los artículos del impeachment, abuso de poder y obstrucción al Congreso. Mañana el Comité Judicial de la Cámara de Representantes votará las acusaciones, y puesto que hay mayoría democráta, saldrá adelante, lo mismo que en la Cámara de Representantes la semana próxima. Luego, en enero el proceso seguirá en el Senado, donde se decidirá sobre la destitución de Trump. Aquí la mayoría es republicana, por lo que, salvo que haya una catástrofe, votarán en contra de su cese.
Los demócratas consideran el Impeachment como una defensa de la ley, ya que los miembros del Congreso juran solemnemente proteger y defender la Constitución del país. Los republicanos, en cambio, lo consideran simplemente un proceso político.
Trump ha dado varias explicaciones para justificar lo ocurrido, aunque ahora serán la Cámara de Representantes y el Senado los que saquen sus conclusiones. Parece que hay Trump para rato.
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