Lusazo

Borja Pedrajas, 11/07/2016    #PORTUGAL, #FRANCIA, #EUROCOPA, #FINAL, #CAMPEON




Cuando peor pintaban las cosas, con su máxima estrella fuera del partido por lesión, contra el anfitrión y con la grada en contra, Portugal sacó la casta necesaria para aguantar la presión francesa, equilibrar fuerzas en la prorroga y asestar el zarpazo definitivo a falta de 12 minutos, cuando todos pensaban ya en un desenlace por penalties.

Y el gol fue obra de un actor secundario, Eder, jugador que curiosamente juega en el Lille francés y que entró en la historia del fútbol portugues con un tiro raso desde fuera del área (108') al que Lloris no respondió de la mejor forma posible.

El comienzo del partido no ayudaba a adivinar un desenlace así. Francia salió dispuesta a comerse a Portugal, que fue presa de los nervios en los primeros compases, y cuando parecía que le había cogido aire, llegó la entrada de Payet a Cristano (15'). La rodilla del madridista no aguantó la embestida a pesar de intentar incorporarse al juego, primero sin venda y después vendado. La imagen de Ronaldo retirado en camilla hecho un mar de lágrimas es sin duda una de las imágenes de la Eurocopa.

La lesión del crack no hizo más que acrecentar los niveles de solidaridad y trabajo del equipo de Fernando Santos, técnico que ha sabido exprimir a sus jugadores como nadie esperaba, juntando líneas, priorizando el arte de defender con un Pepe imperial (MVP de la final) y aprovechando las contras y los espacios libres. Aunque Francia tuvo el control de la pelota, solo fue reseñable un cabezazo de Griezmann en la primera parte y un tiro al palo de Gignac en el minuto 92. 

La prórroga supuso el crecimiento de Portugal, que adelantó líneas con el cambio de Eder por Renato. Con la entrada del delantero, los lusos pudo estirarse gracias a su trabajo como 9 puro, aguantando el balón de espaldas y desahogando al equipo. Guerreiro tuvo el gol de falta, pero su disparo se fue al travesaño, y Nani estuvo a punto de sorprender a Lloris con un centro envenenado. Y así, en el minuto 112, un reverso del propio Eder que se comió Koscielny finalizó con un disparo fuerte, raso, pero parable, que otorgó la gloria a Portugal e hicieron brotar las lagrimas a Cristiano, representando la alegría de un país que merecá un triunfo así desde hace varias generaciones.




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