Ignoremos a los ignorantes

Pilar , 31/07/2019    #CULTURA, #ESPAÑA, #ESPAÑOL




Dicen muchos latinoamericanos, y en general estamos de acuerdo en España, que uno de los españoles mejor hablados es el de Colombia. Y lo es, probablemente, porque es el que más se parece al de España, incluso al que se hablaba hace siglos, posiblemente, y tampoco se habla ya por actualmente. 

La enormidad de variantes de nuestra lengua es lo que la enriquece y la convierte en algo vivo, en constante evolución. Qué orgullosos deberíamos de estar todos de hablar la misma lengua de Cortázar y Neruda, de Cervantes y García Marquez, Ruben Dario y Carlos Fuentes… Por dios, ignoremos a los ignorantes.

En cuanto a los acentos, las diferencias que hay dentro de cada país son brutales, lo son incluso en pequeños paises del Caribe, así es que no sé como puede hablarse de algo como el acento español. ¿Qué es eso? porque no existe tal cosa. Hay una forma correcta y educada de pronunciar el idioma, que viene marcada por TODAS nuestras academias de la lengua. En cuanto nos empeñamos en hablar así, las diferencias no son tan evidentes. Pensemos en los locutores de radio o televisión, que se esfuerzan en pronunciar correctamente, cuyos acentos se atenúan, casi desaparecen en algunos casos. Y las peculiaridades, los giros y entonaciones, son de nuevo, riqueza, son la sal de nuestra lengua. Bienvenidas sean.

No existe ningún parecido entre cómo habla un gallego, en el noroeste de España, con un andaluz, 1.000 km hacia el sur, ni de éstos con un catalán, otros 1.000 km hacia la esquina noreste. Pero es que dentro de cada una de esas regiones las diferencias en la forma de hablar son asombrosas.

Soy incapaz de imaginarme las que hay entre los nativos de países enormes, como México, Colombia, Argentina, Chile...

Algo bueno debimos hacer los españoles y todos los descendientes, que son ustedes, para que en una hermosa isla del Caribe, La Española, haya dos países tan diferentes como Haití y República Dominicana. En uno el color dominante de la piel es el negro, en el otro hay un infinito caleidoscopio de tonos y razas. Aún más notable en países como Colombia. A los hispanoamericanos no tienen que darnos lecciones de nada, con nuestros fallos -enormes, pero no los descontextualicemos-, colaborando, constituimos uno de los mejores ejemplos de que es capaz el ser humano cuando intenta hacerlo más bien que mal.

Da igual lo que piensen algunos. No tiene la menor importancia a qué dediquen el tiempo los odiadores, son profesionales de eso. Lo relevante es a qué nos dedicamos los demás, los que queremos sumar y avanzar. Usando estas poderosísimas herramientas que son un idioma y una cultura común, aderezada con todos los colores y entonaciones, podemos construir el futuro que nosotros decidamos.




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